Enemigo desconocido

Las tropas de Almin vieron al enemigo a lo lejos. Se acercaba más rápido de lo esperado. Iban bien armados y sus escudos inutilizaban los proyectiles del ejército almino. El coronel ordenó a sus soldados abrir fuego de nuevo. Las balas no tuvieron ningún efecto. El enemigo continuaba avanzando, nada les frenaba. Almin estaba en peligro. Todo su ejército lucharía hasta el final intentando detener aquella amenaza.

El peligro era palpable por todos. Las madres cantaban canciones a sus hijos para evitar que escucharan el sonido de la guerra. Los padres miraban por las ventanas implorando a su Dios que les ayudara a sobrevivir. Las posibilidades eran escasas y el ánimo decaía a un ritmo vertiginoso.

La voz del coronel se alzó entre el griterío del ejército. Sus órdenes se acumulaban y la confianza de sus tropas comenzaba a verse mermada. La línea enemiga alcanzó al ejército almino. Varias bajas provocaron la desesperación del coronel.

El poderoso hombre se detuvo un instante. Tomó aire y cerró los ojos intentando recordar las lecciones que había recibido tiempo atrás. En su interior, ajena a todo lo que ocurría a su alrededor, la esperanza creció haciéndole sonreír. Ya conocía a aquel enemigo, se había entrenado para combatirlo en el curso que hizo meses atrás. Con una única orden hizo rectificar a sus tropas que cambiaron de arma y modificaron sus balas siguiendo las específicas indicaciones de su superior.

-“¡Fuego!”

Una nube de polvo envolvió al ejército almino y los gritos ahogados de sus enemigos dieron la victoria al coronel.

* * *

Inés se movió en su cama. Ya habían pasado dos días desde que se había infectado y poco a poco iba encontrándose mejor. Se sentía agradecida a la vacuna que había recibido meses atrás. Sin ella, no sabía si habría sido capaz de superar la enfermedad.

6 comentarios

  1. ¡¡Muy chulo Alba!! Felicidades por lanzarte a escribir y dar este cambio de rumbo en tu vida, ¡tienes toda mi admiración! Muchos ánimos y espero con ganas la siguiente entrega 🙂

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