Ecos del pasado
Capítulo 4/5
Por si te los perdiste, te dejo aquí el capítulo 1: El enigma de la Caja dorada, el capítulo 2: El fuego interior y el capítulo 3: Susurros en la niebla
El frío se volvió más intenso esa noche en la base de Hábastrin. El teniente Sean Silva miraba a través de una pequeña ventana blindada en el pasillo, observando el paisaje nevado que se extendía hasta perderse en la informe oscuridad. La delicada neblina de la mañana había dado paso a una densa bruma, acortando cada vez más el límite de visión.
El invierno en el búnker era perpetuo y, aunque faltaban solo unos días para Navidad, el ánimo en la base estaba tan helado como el exterior. Mary había tratado de mantener el espíritu navideño junto al teniente Sheron. Formaban una alegre pareja, siempre con un comentario de aliento y un abrazo reconfortante. Habían comenzado a decorar la base para celebrar la Navidad y, aunque muchos lo consideraban una perdida de tiempo en tiempos de guerra, Sean veía las bombillas de colores reflejar su luz sobre las esferas brillantes del árbol y recordaba con nostalgia los tiempos en los que las navidades eran más cálidas y familiares.
Los recuerdos de aquellas navidades ya lejanas lo golpearon con la intensidad de una ráfaga de viento helado. Se apartó de la ventana y se secó las lágrimas con la manga del jersey. Unos suaves pasos a su espalda lo obligaron a girarse. Mary se acercó, con su sonrisa amable y las manos en los bolsillos de su uniforme.
—¿Todo bien, Sean?
Sean se limitó a asentir devolviendo la mirada al paisaje sin decir ninguna palabra. La sonrisa de Mary emanaba calma y paciencia y girándose, cogió algo del suelo con lentitud. La teniente colocó frente a Sean la caja dorada, con su lazo rojo intacto, y lo animó:
―Te vendrá bien mantener la mente ocupada.
Mary conocía a su compañero y sabía lo que las fechas navideñas despertaban en su corazón. Deseaba poder ayudarlo y por eso le llevó la misteriosa caja mágica. Cuando se la presentó en el salón de los EMC, Sean se había negado a asomarse a la visión. Temía que la tristeza se apoderara de él y le impidiera pensar con claridad.
Sean miró de reojo la caja.
―No tienes por qué abrirla si no quieres… Pero creo que podría ayudarte. Andy y Dan ya se han asomado también.
―¿Por qué quieres que nos arrastre a todos, Mary?
―Porque no ha arrastrado a nadie. Parece mostrarnos lo que necesitamos ver y, sobre todo, parece guardar un secreto que puede contener la clave para nuestra lucha. No es obligatorio, Sean. Piénsalo. Estaré en el comedor con Anthony.
Mary se alejó del pasillo y Sean se quedó solo contemplando de reojo el tenue resplandor que emanaba de la caja. Algo en su interior ansiaba descubrir lo que guardaba dentro, pero otra, quizás más poderosa, lo hacía retroceder. Hubo un tiempo en que las Navidades habían sido un momento para festejar, pero hacía años que Sean había perdido a su familia y las celebraciones navideñas no hacían más que reabrir su herida.
La caja desprendía un calor confortable que atrajo a Sean. El teniente se acercó a la caja y disfrutó de la calidez del aire que la rodeaba. Con manos indecisas, la cogió y desató la cinta con lentitud. La tapa emitió un leve chasquido y una suave luz azulada salió de su interior envolviendo a Sean y aislándolo del resto de la base. El aire a su alrededor cambió y el teniente cerró los ojos dejándose arrastrar, por la pena que albergaba en su corazón, hacia un torbellino de lejanos recuerdos.
Al abrir los ojos de nuevo, se encontró en medio del salón de la casa donde había crecido. El aroma a galletas de limón, las titilantes luces en el árbol, el sonido de la risa de su hermana y los cánticos de su abuela lo envolvieron llenando de calor su atormentada alma. Sean era solo un niño, pero jamás olvidaría aquellas navidades.
La sensación del hogar, el calor y la seguridad de su familia, y la ilusión por la noche de Nochebuena se mezclaron clavándose en su pecho. En aquel momento fue consciente de lo mucho que anhelaba recuperar ese tipo de Navidad.
De pronto, estalló una tormenta que se llevó su recuerdo. El salón quedó en silencio, oscuro, vacío. La tristeza que traía la soledad lo golpeó con fuerza. La felicidad navideña había quedado atrás para siempre.
―¿Para qué aferrarse a algo que ya no está? ―susurró una voz―. El sufrimiento solo depende de ti.
La tristeza se intensificó, un peso constante que sentía con fuerza desde el instante en que abría los ojos cada mañana. Entonces, la imagen cambió. El salón de su infancia comenzó a brillar iluminado por unas luces que colgaban de la pared. Pequeños adornos colocados con la locura propia del teniente Sheron cubrían las ventanas y los marcos de las puertas. Al fondo, vio a Mary, Andy, Dan, Martha y el resto de sus compañeros de operaciones especiales. Sonreían, gastaban bromas entre ellos y comían unos bastoncillos de chocolate. La soledad y la tristeza no parecía traspasar sus corazones que, ajenos al sufrimiento de Sean, festejaban con camaradería e ilusión. Como si la base militar de Hábastrin pudiera llegar a convertirse en un acogedor hogar.
La visión se desvaneció y Sean volvió al frío pasillo de Hábastrin con una sensación de paz que no había sentido desde hacía muchos años. La caja dorada estaba cerrada de nuevo y el lazo rojo estaba intacto, como si nadie lo hubiera abierto nunca.
Sean levantó la vista. Algo en su interior había cambiado. La tristeza seguía ahí, pero la sentía menos pesada, como si el recuerdo de aquella visión le hubiera mostrado una forma diferente de mirar hacia el futuro. Cogió la caja y la llevó hasta el comedor. Allí, sus compañeros compartían historias y reían en una melodía que hizo que Sean sintiera la base un poco menos fría y solitaria. Sabía que nunca recuperaría las navidades del pasado, pero entendió que cada Navidad podía traer algo nuevo e ilusionante. Y por primera vez en muchos años, la tristeza se convirtió en un renovador torrente de esperanza.
La historia continuará con La Caja dorada y la esperanza por Navidad el 3 de enero de 2025
Muy emotivo. Deseando que llegue el 3 de Enero… Que larga va a ser la espera.
¡Cuánto me alegra que los estés disfrutando! En un par de días tendrás el desenlace de la misteriosa caja dorada…