«El Pozo de la Ascensión» transcurre en el fascinante y oscuro mundo de Scadrial, un mundo que Brandon Sanderson ya nos presentó en «El Imperio Final», la novela que dio comienzo a la saga de Nacidos de la Bruma.

Si tengo que ser crítica, me atrevo a decir que «El Pozo de la Ascensión» es la novela más lenta de la trilogía de Nacidos de la Bruma. Aun así, el desarrollo de sus personajes nuevos, la profundidad y coherencia de las relaciones que se establecen en ella, y unos giros argumentales insuperables hacen que merezca la pena su lectura.

La novela retoma la historia un año después de la caída del Lord Legislador. Vin, la joven alomántica que jugó un papel crucial en la rebelión, y Elend Venture, ahora un idealista rey, buscan consolidar su control sobre Luthadel. Sin embargo, no todo es lo que parece, y las amenazas externas y las intrigas internas tejen una red de peligros que pone en riesgo el frágil orden nuevo.

En ella, conoceremos a una nueva Vin que, además de enfrentarse a enemigos poderosos, también deberá luchar contras sus inseguridades, la memoria de Kelsier, su relación sentimental con Elend y una sociedad increíblemente pragmática y cruel donde sus ideales tienen una difícil cabida.

Sanderson expande su exploración de la alomancia, una de las formas de magia más originales y meticulosamente detalladas en la literatura fantástica moderna, explorando nuevos usos y complicaciones derivadas. A pesar de que la capacidad de manipular metales y sus efectos sigue siendo una pieza central, la profundidad emocional y el desarrollo de los personajes ya introducidos en su primera novela son los verdaderos motores de la narrativa en «El Pozo de la Ascensión».

Aborda temas de poder y liderazgo, irguiéndose como una crítica hacia la prosperidad de las malas acciones. La narrativa incluye capas de conspiración y escenas de acción bien coreografiadas que se entremezclan con momentos de intensa emoción personal.

Sanderson maneja el ritmo y el suspense a través de revelaciones impactantes y secretos bien guardados que ofrecen giros argumentales lo suficientemente consistentes como para preparar el escenario para el desenlace de la trilogía.

Se trata de una obra en la que se expanden los personajes y el mundo que Sanderson introdujo en «El Imperio Final». Sus personajes (Sazed, Brisa, Hammond, Dockson, Fantasma…) adquieren una nueva profundidad y responsabilidades que les mueven a actuar.

No me pareció la mejor de las tres obras que componen la trilogía, pero sí es imprescindible para comprender muchos aspectos de la primera parte y prepararnos para las revelaciones de la tercera. Yo, principalmente, disfruté de las nuevas dimensiones de cada personaje y de los giros argumentales propios de Sanderson en el último cuarto de la novela.

«El Pozo de la Ascensión» constituye un excelente nexo de unión entre «El Imperio Final» y «El Héroe de las Eras» donde se exploran nuevos y brillantes personajes, al tiempo que se les ofrece una nueva faceta a los ya conocidos. Unas páginas plagadas de emoción, política y reflexión profunda.