
Kitiara entró en el estudio de Proyecto Intermundo con su armadura tintineando con cada movimiento. De andares seguros y sensuales, la mujer del mundo de la Dragonlance me sorprendió.
―¿Alba? ―Asentí mientras ella se sentaba en el sofá de los invitados―. Curiosa guarida.
―Bienvenida, Kitiara. ¿Quieres tomar algo?
―Algo fuerte, de eso que hace toser a los hombres débiles. Un vino tinto o un hidromiel quizás. Pero si quieres ganarte mi simpatía, asegúrate de que no esté envenenado. He desarrollado cierto olfato para esas cosas.
Su voz susurrante sonaba amenazante al tiempo que sus palabras me resultaban atractivas. Había algo magnético en esa mujer. Descorché una botella de vino y lo serví esperando que fuera lo que Kitiara estaba buscando. No me cabía ninguna duda de que me arrancaría la cabeza sin piedad si no lo encontraba de su agrado.
Le ofrecí la copa, tomó un sorbo y sonrió. Con un suspiro apenas audible me senté en mi escritorio y empecé con la entrevista:
―¿Cuál ha sido el momento más determinante de tu vida?
―Cuando elegí servir a la Reina de la Oscuridad. No porque fuera fácil o porque fuera moral, sino porque fue mi decisión. Dejé de vivir a la sombra de mis hermanos y no tuve que arrastrarme detrás de los sueños de otros. Tomé mi destino con una espada en la mano y un imponente dragón a mis órdenes. Eso me hizo libre.
―¿Cambiarías alguna decisión del pasado?
Soltó una carcajada y dio un trago de su copa.
―No. No me arrepiento de nada. Quizás habría jugado ciertas cartas con más sutileza, especialmente con Tanis. El corazón no siempre sigue las reglas del tablero. A veces se entromete cuando una debería pensar en conquistas, no en caricias.
―¿Con quién has tenido más afinidad?
―No sé si es con quién la pregunta más adecuada. Mi afinidad siempre fue con el poder y la libertad, y eso no siempre significa estar con las personas. Si me obligas a elegir, diría que compartí cierta chispa con Sturm, por irónico que suene. Su sentido del honor y mi ambición por el poder chocaban entre sí, pero había verdad en su mirada.
Enarqué las cejas por su respuesta. No me lo esperaba. Aunque reconocí que con su explicación parecía una elección con sentido.
―¿Y con quién has tenido menos afinidad?
Puso una mueca de desagrado y respondió casi escupiendo sus palabras:
―Mi querido hermanito Raistlin. Su frialdad haría temblar a un dragón y su ambición es un espejo que no me gusta mirar durante demasiado tiempo.
―¿Tienes algún modelo o referente a seguir fuera de tu mundo?
―El Lord Legislador, de Nacidos de la bruma. Un hombre que lo tenía todo para ser un héroe… y eligió el poder absoluto. Gobernó un imperio durante mil años, con mano de hierro y voluntad inquebrantable. No se disculpó por lo que hizo, y eso, para mí, es digno de respeto. Entendió algo que muchos niegan: a veces, la única manera de imponer orden es a través del miedo.
―¿Cómo te describirías en tres palabras?
―Ambiciosa. Letal. Irresistible.
Bebió de su vino y enarcó una ceja para mirarme. Un escalofrío me recorrió la espalda y supe que había llegado el momento de terminar la entrevista. Después de lo que había leído de Kitiara, no me parecía una mujer en la que una pudiera confiar y sus actos impredecibles empezaban a ponerme nerviosa.
―¿Qué lección podría aprender quien leyera tu historia?
―Que el poder conlleva un precio y que las mujeres no tienen por qué buscar redención ni amparo masculino. Algunas buscamos dominio, libertad y no nos interesa ser salvadas. El amor no siempre es nuestro camino.
―Esa es una lección brillante que el mundo entero debería interiorizar.
Levantó su copa como si brindara con ella en el aire y bebió el último trago de vino antes de que yo formulara la última pregunta.
―Llegamos al final de la entrevista. ¿Qué animal serías?
―Un águila imperial. Elegante, letal, siempre desde arriba. Observando. Esperando. Y cuando llega el momento, atacando con absoluta precisión.
Sonreí. Al final le había encontrado el punto a una de las protagonistas de La Reina de la Oscuridad. La saga de las Crónicas de la Dragonlance me la presentó y me permitió conocerla hasta que desarrollé algo parecido a la admiración por su fortaleza, determinación y seguridad. Si tú también quieres conocerla, adéntrate en este mundo de fantasía épica creado por Margaret Weis y Tracy Hickman en el que te esperan más de 45 novelas fantásticas.
Gracias, mente inquieta, por visitar Intermundo.
Nos leeremos en otra ocasión, … o en otro mundo.