
La princesa de Idris entró en el estudio de Proyecto Intermundo con sus cabellos dorados ondeando tras ella y su elegante túnica. Sonreí recordando las descripciones que Brandon Sanderson me había regalado de Siri en El aliento de los dioses y me incorporé para saludarla.
―Bienvenida, Majestad. Poneos cómoda, ¿queréis beber algo?
―Gracias, Alba. Es muy amable por tu parte. Algo dulce, tal vez me vendría bien. Me gustan los sabores nuevos, los que no tenía en Idris. No soy muy de lujos, pero he aprendido a disfrutar los pequeños placeres, aunque mi padre no sea capaz de aprobarlo.
Asentí y mientras ella tomaba asiento, saqué la limonada de la nevera y le añadí algunas cucharadas extras de azúcar. Que a mí me gustara más ácida, no quería decir que la princesa tuviera que sufrir mis delirios. Le ofrecí un vaso y ella lo probó mostrando su aprobación. Con los nervios algo más controlados, comencé la entrevista:
―¿Cuál ha sido el momento más determinante en vuestra vida, majestad?
―El día que me enviaron a Hallandren en lugar de mi hermana. Fue como si me arrancaran de mi vida… y al mismo tiempo me la regalaran de nuevo. Todo cambió. Yo cambié. Nunca supe lo que podía hacer hasta que me obligaron a descubrirlo.
―¿Cambiaríais alguna decisión del pasado si os dieran la oportunidad?
―Quizá… Habría escuchado más a Vivenna cuando aún estaba en Idris. Espero que no me escuche decir esto ―añadió en susurros―, pero tal vez habría sido una mejor hermana.
―Entiendo los conflictos que puede haber entre hermanas ―reí―. Es imposible vivir con ellas y también lo es vivir sin ellas.
―Así es ―soltó una risita y su pelo se volvió ligeramente rojo antes de que lo controlara de nuevo y virara su color hacia el dorado inicial.
―¿Con quién habéis tenido más afinidad en vuestra historia?
―Pues lo cierto es que nunca pensé que acabaría desarrollando cierta afinidad con Susebron. No creo que pueda contar demasiado sin caer en lo que aquí llamáis spoilers, pero me sorprendió bastante su situación.
―Comprendo a lo que os referís y si alguien no ha leído vuestra historia, quizás este sea el momento. El secreto de Susebron puede acabar resultando muy atrayente. ¿Con quién habéis tenido menos afinidad?
―Con mi padre. Sé que todo lo que quería era protegernos, pero lo hizo de una forma que no me permitió ser yo misma. Lo quiero, Alba, no me malinterpretes, pero me dejó poca libertad con sus actos.
―¿Tienes algún referente fuera de tu mundo?
―Tal vez Lyra Lenguadeplata, del universo de La materia oscura. Me gusta pensar que también fue arrojada a un mundo más grande que ella, y que luchó, equivocándose, pero siempre con el corazón. Esas personas que corren hacia lo desconocido por amor o por rebeldía… las admiro.
―Así explicado, soy capaz de ver el paralelismo entre las dos. ¿Cómo os describiríais en tres palabras, majestad?
―Esperanzada, impulsiva y libre.
―¿Qué lección podría aprender el lector de vuestra historia?
―Que a veces no hace falta estar preparada para hacer lo correcto. Solo hay que dar el primer paso, aunque tengas miedo. Y que el amor, incluso el que no esperabas, puede ser una forma de rebelión.
―Una lección hermosa. Llegamos al final de la entrevista. ¿Qué animal seríais?
―Un colibrí ―su pelo se tornó rojo intenso mientras su mirada brillaba con ilusión―. Pequeño, veloz, libre. Siempre en movimiento, en busca de la belleza donde otros solo ven peligro.
―Una elección magnífica.
Le di las gracias por acceder a participar en la entrevista y permitirme conocerla un poco mejor. Rechazó con cortesía mi invitación a tomar algo más pues una persona encapuchada esperaba al otro lado de la calle. Me habría gustado saber quién era aquella misteriosa criatura, aunque después de haber leído El aliento de los dioses de Brandon Sanderson, pude hacer mis conjeturas.
Gracias, mente inquieta, por visitar Intermundo.
Nos leeremos en otra ocasión, … o en otro mundo.