
Antígona sur Aela, Annie, se sentó en el sofá de los invitados dejando tras de sí el aroma característico de los jinetes de dragón: cuero, sudor y ceniza. Conocí a Annie gracias a la historia que Rosaria Munda narra en Fireborne y me entusiasmó su profundidad y todos los conflictos emocionales a los que tuvo que enfrentarse. Por eso, no dudé cuando se me presentó la oportunidad de entrevistarla para el Proyecto Intermundo.
―¿Quieres beber algo?
―Un té, si no es molestia. Me ayuda a centrarme. Aunque con agua me conformo. El lujo todavía me incomoda un poco.
―Beberé un té contigo.
Sonrió con cierto alivio y pude ver en su mirada a aquella niña huérfana que creció viendo la amenaza en cada esquina. Herví agua suficiente para las dos y serví dos tazas con sus bolsitas de té. Cuando me aseguré de que estaba cómoda, comencé la entrevista:
―¿Cuál ha sido el momento más determinante de tu vida?
―El día en que acepté montar a Aela en el escuadrón de dragones. Fue el momento en que decidí que no iba a dejar que el pasado —ni la culpa, ni el miedo— dictaran mi lugar en el mundo. Pasar de ser una huérfana silenciosa a una líder capaz de volar con un dragón no fue fácil… pero sí necesario.
―Si pudieras, ¿cambiarías alguna decisión del pasado?
He cometido errores, sí. He dudado de mí misma y he callado cuando debía hablar. Habría sido maravilloso poder mostrar más seguridad en el pasado, pero de nada sirve lamentarse. Quizás necesitaba esos errores para lograr formar mis propias alas.
―¿Con quién has tenido más afinidad en tu historia?
―Con Duck. Es noble, honesto. Me recuerda que ser fuerte no significa endurecerse. Y con Lee… En nuestro pasado estuvimos muy unidos, no sé si lograremos recuperar esa unión después de todo lo que vivimos.
―Comprendo. ¿Con quién dirías que has tenido menos afinidad?
―Quizá con Power. Creo que representa todo lo que el nuevo mundo no debería permitir: el privilegio envuelto en simpatía. Y eso es lo más peligroso.
―¿Tienes algún referente fuera de tu mundo?
―Tal vez Bastila Shan, del universo de Star Wars. Una jedi fuerte, disciplinada, pero siempre al borde del conflicto interno. Al igual que ella, he tenido que equilibrar el deber con el corazón y, a veces, eso significa fallarse a una misma para no fallar a los demás.
Dio un trago a su taza de té y esperó con paciencia la siguiente pregunta.
―¿Cómo te describirías en tres palabras?
―Reservada. Firme. Leal.
―¿Qué lección crees que el lector puede aprender de tu historia?
―Que el liderazgo no es un don, es una elección constante. Que no hay victoria sin sacrificios, ni revolución sin cicatrices. Y que incluso en medio del caos, se puede escoger el bien… aunque duela.
―Veo que aún albergas mucho dolor después de lo que viviste.
Annie asintió mientras yo recordaba todo lo que había leído sobre ella en Fireborne. Sin duda, yo aún albergaría dolor si hubiera vivido la mitad de lo que tuvo que soportar ella.
―Nos queda la última pregunta para terminar la entrevista. ¿Qué animal serías?
―Curiosa pregunta. Creo que escogería… un milano. Siempre observando, midiendo, esperando el momento justo. No la criatura más ruidosa, pero sí una que no falla el golpe cuando actúa.
―Excelente elección.
Un potente rugido concluyó la entrevista antes de que yo pudiera apagar mi grabadora. Aela había acompañado a su jinete hasta allí y se volverían juntas surcando los cielos. Por un momento, desee poder contar con Atila para acompañarlas en su vuelo, pero supuse que nunca llegaría a tener la destreza de Antígona sur Aela en el aire. Me contenté con despedirme de ella con un abrazo y la promesa de volver a vernos. Guardé el ejemplar de Fireborne en la estantería y agradecí para mis adentros que Rosaria Munda hubiera escrito aquella historia. Fue todo un lujo descubrirla.
Gracias, mente inquieta, por visitar Intermundo.
Nos leeremos en otra ocasión, … o en otro mundo.