
Miré el reloj antes de echar un último vistazo a la trilogía de Las Crónicas de Ravenswood que ocupaban la tercera balda de mi estantería en el estudio. La saga de fantasía romántica de Victoria Vílchez me había acompañado durante los últimos días y al leer sus últimas páginas no había podido evitar contactar con Danielle Good. La bruja adolescente que estaba a punto de entrar por la puerta del despacho.
Una muchacha de pelo oscuro y andares decididas cruzó el umbral.
―Hola, Alba, perdona la tardanza. El vuelo se ha retrasado.
―Bienvenida Danielle, no te preocupes, llegas justo a tiempo. Ponte cómoda. ¿Quieres tomar algo?
―No soy de pedir mucho, pero el viaje me ha dejado exhausta. ¿Un café? Cargadito, por favor.
Me dispuse a prepararlo mientras ella se retiraba el abrigo y se sentaba en el sofá de los invitados. A pesar de que su cuerpo era joven, su actitud demostraba que me encontraba frente a alguien que había vivido mucho y había aprendido aún más. Cuando le serví la taza de café, le dio un sorbo y sonrió en agradecimiento. Me senté de nuevo tras mi escritorio y pregunté:
―¿Empezamos? ―Ella asintió―. ¿Cuál ha sido el momento más determinante de tu vida?
Danielle Good resopló antes de responder:
―Ha habido varios puntos de inflexión en mi vida, aunque si tuviera que elegir uno diría que fue el momento en el que descubrí que no todo es blanco o negro. Hay decisiones que te destrozan, incluso si son las correctas. Ese instante donde te das cuenta de que el mundo te pedirá sacrificios y tú decidirás si los haces o te quedas en la sombra.
―Recuerdo el momento que me describes. Como lectora de tu historia, fue toda una revelación que cambió el rumbo del destino entre las páginas. ¿Cambiarías alguna decisión del pasado?
―Sobre todo me centraría en las cosas que no dije o los pasos que no di. Ser como soy ahora me ha costado mucho, y creo que el camino habría sido más fácil si hubiera sido más sincera con los demás. Y conmigo misma.
―¿Con quién has tenido más afinidad en tu historia?
Danielle sonrió y sus mejillas se ruborizaron.
―Supongo que no puedo contar más de lo necesario para no arruinar la lectura a nadie. Pero mi afinidad ha estado durante más tiempo con Dith, mi familiar me ha acompañado en los momentos más difíciles y siempre ha estado ahí. Además, no me llevó mucho tiempo desarrollar un vínculo magnífico con Raven y, bueno, con Alex.
―¿Y menos afinidad?
―Aquí si que no podré darte ningún nombre sin riesgo a hablar demasiado. Aquellos quienes manipulan a los demás sin remordimientos tan solo para lograr sus objetivos. La gente que usa a los demás como peones para su propio beneficio se han cruzado demasiado en mi camino. Y cuantos más secretos iba descubriendo, más gente se añadía a esta lista…
―Ha debido ser bastante frustrante.
―No te puedes hacer una idea. Es doloroso ver que existen personas así en el mundo.
Tomó un trago de café y guardé silencio un instante mientras ella se recomponía de los agitados recuerdos que habían perturbado su calma durante su historia. Un linaje oscuro le permitió evadirse de su propia realidad, La marca de los malditos le mostró un mundo que no sabía que existía y Las puertas del infierno la enfrentaron a una dolorosa y peligrosa realidad. Entendía que necesitaba su tiempo para asimilar todo aquello. Cuando me miró de vuelta, continué con la entrevista.
―¿Tienes algún referente fuera de tu mundo?
―Probablemente Kvothe, de El nombre del viento. Cometió muchos errores, pero nunca dejó de luchar por su verdad. Aunque bueno, también me habría llevado muy bien con Auri…
―Buenas elecciones ambas. ¿Cómo te describirías en tres palabras?
―Leal, testaruda, feroz.
―¿Qué lecciones crees que se pueden desprender de tu historia?
―Que incluso en medio de la oscuridad hay algo por lo que vale la pena luchar. Y que las heridas, aunque duelan, también son testimonio de supervivencia y pueden enseñarnos mucho sobre nosotras mismas.
―Unas palabras preciosas. Llegamos al final de la entrevista. Espero que Alexander no te dijera nada de cuál era la última pregunta. Él ya estuvo aquí hace unas semanas.
―Puede que mencionara algo ―soltó una risita nerviosa―. Pero en nuestro mundo, con tantos familiares y conversiones entre el mundo humano y animal no nos parece una pregunta tan disparatada.
―En eso tienes razón. Entonces dime, Danielle, ¿qué animal serías?
―Un cuclillo. No será el ave más hermosa del mundo, pero persiste en sus objetivos y tiene unas marcadas peculiaridades como pájaro gracias a su tesón. Cuando yo tengo un propósito, lo persigo hasta el final.
―Es una comparación hermosa y original al mismo tiempo. Como esa ave trepadora, tú has conseguido llegar muy alto en tu historia y agradezco haber podido leerla.
―Gracias ―respondió con las mejillas encendidas.
La invité a tomar algo y aceptó de inmediato. Comimos juntas y pudimos conocernos mejor. Al final de la tarde, se unieron Raven, Dith, Wood y Alexander, aunque no prolongamos mucho más la fiesta. Cada uno tenía sus tareas importantes que atender. Fue una lástima no compartir más tiempo con los protagonistas de Las Crónicas de Ravenswood, pero agradecí el tiempo que pasé con ellos. Victoria Vílchez hizo un trabajo excelente relatando sus historias y describiendo sus formas de ser. Tanto, que me sentí como si los conociera de toda la vida.
Gracias, mente inquieta, por visitar Intermundo.
Nos leeremos en otra ocasión, … o en otro mundo.