El Intermitente cursor negro

El cursor parpadeando sobre el fondo blanco en el monitor del ordenador comenzaba a hacer perder la ilusión y la paciencia de Ana. Ella esperaba poder escribir alguna obra maestra. Quizás no tan pronto, pero deseaba que llegara el momento en el que la inspiración y el contexto se cruzaran dejando un camino abierto para el éxito. Soñaba con el momento en el que sus escritos dieran el salto a la fama y ¿por qué no? quizás algún día también darían el salto a la gran pantalla.

El cursor continuaba parpadeando sobre el documento vacío. Su anhelo de ser una escritora reconocida jamás se haría realidad si no comenzaba escribiendo algo. “Para poder gustar a los lectores, primero es necesario escribir algo que ellos puedan leer”. Sus propias palabras resonaban en su cabeza martilleándola al mismo ritmo que el cursor aparecía y desaparecía en el monitor.

Sentía la presión que ella misma se exigía y sufrió reconociendo el bloqueo en el que se encontraba inmersa. Se mantuvo inmóvil mirando el terminal del ordenador en un intento desesperado por conseguir una idea sobre la que escribir.

Fijó su atención en el cursor. Aquella raya negra vertical esperaba a recibir sus órdenes para empezar a crear un nuevo mundo tras sus palabras. Estiró las manos sobre el teclado, tomó aire y comenzó a escribir sobre lo único en lo que podía pensar en aquellos momentos: el intermitente cursor negro.

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